5 recomendaciones para limpiar tu novela

Cinco recomendaciones para limpiar tu novela, o los cinco truquis como les digo yo, nace de la idea del libro de Gabriella Campbell titulado «70 trucos para sacarle brillo a tu novela». Al habla la correctora, coge papel y boli y toma buena nota.

Antes de que empieces, todo lo que te voy a decir aquí es bajo mi punto de vista, por mi experiencia escribiendo y trabajando con otros profesionales del sector literario. No es que yo sea aquí la autoridad, ¿de acuerdo? Esto está basado en mi experiencia y solo es mi opinión y punto de vista.

Ahora sí, empezamos.

Antes de las cinco recomendaciones para limpiar tu novela…

Qué hacer cuando terminas el primer borrador

A ver, lo primero primerísimo ha de ser dejar la novela reposar, un mes o dos es lo que yo te recomiendo. ¿Por qué tanto tiempo? Porque queremos que se te olvide lo que has escrito, que solo tengas la idea principal de la novela, pero no recuerdes cada palabra que has escrito.

Lo recalco por si acaso, que esto suele ser de primero de escritor, pero aquí estamos para aprender. Así que, primero, deja la novela reposar.

Veamos los pasos que sigo yo para pulirla un poco después de ese tiempo.

Paso 1

Lo primero que hago es leer la novela entera con papel y boli al lado para anotar todo aquello que repito mucho. Aquí solemos encontrarnos tropecientos «peros», miles de adverbios acabados en «-mente», muletillas infernales, etc.

Esto es un rollo, sí, lo sé, pero solo así te darás cuenta de las repeticiones que hay. Créeme, cuando escribas algo posterior y tus dedos escriban algunas frases con un par de «peros», te asaltará tu editor interno diciéndote que esa es una palabra que sueles repetir. Es entonces cuando empiezas a cambiar, a ver tu escrito de otra forma y reorganizas el párrafo.

Nota importante para el editor interno: cuando estés escribiendo por primera vez, átalo con cadenas y enciérralo en el rincón más oscuro de tu mente. Suéltale cuando vayas a corregir. Crear y editar son dos procesos distintos, edúcale.

Paso 2

¡La hora del editor ha llegado! Ahora sí, que se apodere de ti y que empiece la fiesta.

En este punto trata de sustituir las repeticiones. No hace falta cambiarlo todo, pero ándate con ojo. Si en tu novela de ochenta mil palabras tienes cincuenta mil adverbios terminados en «-mente» sí que habrá que hacer grandes cambios, ¿me explico? Lo normal no es eso, eso es una exageración de las mías.

Por ejemplo, fíjate en cuántos adverbios de esos se repiten por párrafo y por página. Pon en el buscador de tu Word «mente» y lee las frases, el contexto, e intenta eliminarlo. ¿Es importante? Si no aporta nada a la frase, sí, es importante eliminarlo. Las palabras cuanto más largas, más alargan la frase y esto a nuestro cerebro le gusta una vez o dos; todo el libro no, le cansará y abandonará la lectura.

Paso 3

Los «pero», «sin embargo», «no obstante». Estos tres son los que veo que más se repiten, incluida yo, soy una adicta a los «pero». ¿Habéis visto «¿Cómo conocí a vuestra madre?» Pues gente, ¡peroem!

Venga, al lío. Estas palabras son necesarias para conectar frases, todos no los vamos a quitar, pero sí hay que intentar reducirlos. Yo he corregido párrafos míos en los que el «pero» estaba como diez veces en una página y me da todo el TOC, de verdad. ¿Qué hago? Primero calma, luego coge las tijeras y recorta las frases. Por eso muchas veces Thalios presenta frases cortas, con ellas pretendo dar ligereza a la lectura y que sea mucho más directo.

También tienes los punto y coma, pero has de saber muy bien cómo usarlos.

Paso 4

¿He nombrado las repeticiones? ¡Sí, soy un poco pesada con eso! Pero ahora vamos a ver otro tipo de repeticiones, no las de palabras, sino las de ideas. Me explico.

A veces escribimos que Natalia es muy coqueta y tiene un vestidor enorme, en el que se tira horas, del que hacemos una descripción maravillosa, ¿de acuerdo? Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando en el siguiente párrafo, o incluso en el siguiente del siguiente, vemos a Natalia que sigue en ese hermoso vestidor y volvemos a describir la habitación con otras palabras, o incluso describimos otra parte del mismo como puede ser donde está el tocador, que está junto a la ventana, etc.

Esto es una repetición innecesaria. Si tú ya me describes en un párrafo el vestidor, el salón del palacio, el arma que porta el caballero, o lo que sea, no lo repitas en el párrafo de abajo ni en la siguiente página. Esto da una sensación de relleno increíble, la llamada también «paja», y el texto se vuelve redundante.

Así que, por favor, une las descripciones en una. Eso sí, cuidado con hacerlas demasiado largas, con frases subordinadas a tutiplén y lo que ya he comentado por ahí arriba.

Paso 5

Aquí ya vamos a ver a nuestros queridos gerundios. Con esto sí que me da el patatús muchas veces cuando leo un libro. Lo primero que tienes que tener en cuenta es que, cuando usas un gerundio, el personaje está haciendo esa acción al mismo tiempo que la otra. Por ejemplo, volvemos con la muchacha de antes: «Natalia, sirviéndose una taza de té, coge el teléfono el cual está sonando y responde a la llamada de su querida madre».

Analicemos la frase. Natalia está sirviendo una taza de té al mismo tiempo que coge el teléfono para atender a la llamada. A no ser que los ojos le vayan cada uno para un lado, solo puede centrar la atención o al servir el té o al coger el teléfono para darle bien al botón. ¿Lo ves? Entonces, mi recomendación sería que reordenaras la frase: «Natalia coge el teléfono, responde a la llamada y, mientras oye a su madre al otro lado, se sirve una taza de té». Así estaría ok, ha atendido al teléfono y acto seguido se sirve el té.

Otro ejemplo, que veo mucho en fantasía, es cuando dice que el personaje es herido cayendo al suelo. Es decir, que mientras se cae por alguna razón que desconocemos (¿un tropezón?, ¿una zancadilla?) le hieren. Yo veo al personaje en el aire, no sé tú. Lo suyo es que el personaje sea herido en la pierna, en el vientre, le rajan el cuello, ¡yo qué sé! Entonces pierde el equilibrio y cae al suelo, donde se retuerce, o lo rematan, o lo que le toque.

Pues así con todos. Revisa cada gerundio, si interfiere con otra acción reestructura la frase. Y recuerda que las frases cortas son tus aliadas.

Recomendación

Como era de esperar, mi única recomendación de hoy es para el libro de Gabriella Campbell: «70 trucos para sacarle brillo a tu novela», libro que recomiendo muchísimo a todo escritor para hacer una buena autocorrección de ese primer borrador.

Esto no quiere decir que ya no necesites un corrector profesional, de eso no te libras, pero sí puede ayudarte a ver tus errores, a aprender de ellos y a encontrar tu propio estilo, que es lo más difícil y lo que más tiempo va a llevarte. Aun así, no te preocupes, lo más importante de esta profesión es seguir escribiendo, seguir aprendiendo, hasta encontrar tu propia voz.

El libro de Gabriella lo puedes encontrar en:


¡Y hasta aquí mis cinco recomendaciones! Espero haberte hecho reír con mis ejemplos tontunos, que, sobre todo, hayas aprendido un poquito más sobre el mundo de la corrección y que tus primeros borradores mejoren con estos truquis, pero ya te digo que esto no es más que raspar la superficie ya que, detrás de todo esto, hay mucho más. Los correctores, como una servidora, pueden verlo todo y ayudarte a que tu novela brille de verdad.

¿Qué te ha parecido este post? ¿Te gustaría que trajera más cositas sobre corrección? ¡Te leo en comentarios! Mil gracias por llegar hasta el final.

¡Suscríbete si te gusta mi contenido! Y llévate de paso un cuaderno de lecturas digital.

¡Me suscribo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies. Puedes ver aquí la Política de Cookies. Si continúas navegando estás aceptándola.    Más información
Privacidad