la leyenda del viento y el fuego

La leyenda del viento y el fuego

La Leyenda del viento y el fuego es una de las más antiguas que se conocen en el mundo de Gala. La primera vez que se habló de ella fue cuando los dioses despertaron a los humanos, hace ya muchísimo tiempo. Ox, conocido como el dios visionario, se encargó de contarla a los primeros humanos que despertaron en el mundo. Pero no a todos, pues algunos de este pequeño grupo se alejaron de los dioses para rendir culto a Morghael.

Antes de empezar a contarte qué es y cómo surgió, voy a explicarte de forma breve, y grosso modo, cómo son los dos dioses implicados en la leyenda.

Abdel y Morghael, dioses del viento y el fuego respectivamente

Abdel es un dios bastante engreído. Sabe que es un pilar fundamental para la creación del mundo y las criaturas que habitarán en él, y este hecho le hace crecerse ante cualquier otro. También decirte que es un dios con sentido del humor, quizá demasiado, y al que le gusta gastar bromas.

Morghael, por el contrario, es un dios muy serio, de fácil ofensa y solitario. No se lleva muy bien con Abdel porque parece que siempre mire a los demás por encima del hombro. Esto hace que suela sentirse incómodo cuando el dios del viento está presente.

Una vez aclarado esto, vamos con la leyenda.

La leyenda del viento y el fuego

Se dice que, cuando los dioses terminaron de crear Gala, hubo algunas disputas. Morghael, el dios del fuego, a pesar de haber infundido calor al mundo, de haber creado volcanes y bestias inmensas y fascinantes (como lo son los dragones), no quedó contento con su papel en la creación.

Además, sus compañeros le pedían mucho, algo injusto a sus ojos: alejarse de la mujer a la que amaba para no poner en peligro al mundo. Morghael no quería separarse de Mínnel; a ella parecía no importarle. Necesitaba meditar, pensar en ello. Por esto se alejó de los otros dioses. Una vez a solas creó una llama en la palma de su mano y reflexionó durante un tiempo.

Amaba a Mínnel, sentía una gran pasión por ella, aunque fuera distinta a él. Pensó que sus compañeros sentían envidia del amor que se profesaban. Cuando ambos se unían en uno solo el mundo se estremecía, el mar rompía fuerte contra las montañas, e incluso la tierra más firme se agrietaba.

Recordó las palabras de Mínnel, la diosa del agua. Ella afirmó comprender que no podía permanecer junto a él, pues las primeras criaturas que ya habitaban el mundo sufrían las consecuencias. No pudo evitar sentir compasión por su compañera Nazúriel, la diosa de la naturaleza, al verla triste por sus pequeños seres. Imaginó, por un momento, qué sentiría él si alguien le hacía daño a alguno de sus dragones.

La llama creció al mismo tiempo que lo hacía su enfado, se hizo más intensa, y entonces sucedió.

Morghael se vio interrumpido por Abdel. Sin previo aviso, este apagó la llama de un soplido y se rio. El dios del fuego se sintió ofendido y dio lugar a la primera batalla entre dioses, pero no duró mucho: Nerya, diosa de la justicia y de la sabiduría, detuvo el enfrentamiento y condenó a Morghael por haber iniciado la pelea.

Por esto, cuando una hoguera, una antorcha, se ve amenazada porque el viento sopla fuerte, siempre intentará resistirse, aunque al final acabe apagándose. Este simple hecho representa esa batalla.

Las leyendas no siempre cuentan lo mismo: alteraciones de la leyenda del viento y el fuego

Esto fue lo que Ox les contó a los primeros humanos cuando despertaron en el continente Simmerio y muchos de ellos sintieron temor y desprecio hacia Morghael. Sin embargo, conforme la edad del mundo avanzaba (y con la llegada de las nuevas generaciones), la leyenda del viento y el fuego se vio alterada en algunas partes del continente.

En la región de Austroden, por ejemplo, la leyenda narra una feroz batalla entre ambos en la que Abdel se alza con la victoria y deja a Morghael como si fuera un tirano. Y todo porque en esta zona se encuentran muchos de los seguidores de Abdel, que le veneran y le ven como un héroe.

En Ikarán pasa justo lo contrario: sus gentes creen que ese enfrentamiento fue culpa de Abdel, motivo por el que suelen estar en disputa con Austroden. No es que defiendan a Morghael, de hecho los ikarienses en la actualidad temen el fuego, pero este no es el momento adecuado para hablar de ello. La historia debe avanzar.

Por último, decirte que en las regiones de Símmer y Somre apenas ha cambiado esta leyenda, pues sus gentes veneran a las diosas Mínnel y Nazúriel.

Varias décadas después hubo un hombre llamado Azariel que marchó buscando nuevas tierras. Tras navegar durante meses llegó a un pequeño continente llamado Galeden en el que se instaló con toda la gente que le siguió.

Fundó la ciudad de Varal y con el tiempo descubrió que todo aquello que su padre les contaba de pequeños, a él y sus hermanos, no eran cuentos. Era real. Súlinen, conocido como el primer jhar de Ikarán, les detalló dónde ocurrió todo. Les dijo que esa primera batalla ocurrió en Galeden, el pequeño continente que se veía tan lejano, en el valle que separa una cordillera y un volcán. Ahí era donde vivían los dioses cuando se encarnaban.

Azariel descubrió, años después, el volcán Vol-Orod, la morada de Morghael, y la Cordillera de los Vientos, donde residía Abdel. Cómo Azariel sabe estos nombres, te lo explicaré más adelante.

Esta leyenda no se cuenta tal cual en los libros de Thalios, hay referencias a ella, pero no es necesario conocerla para entender lo que se narra en los libros. La leyenda que involucra a Morghael y a Abdel está escrita en uno de los relatos sobre Gala. Batalla de dioses incluida.

¿Cómo se me ocurrió la idea de escribir la leyenda del viento y el fuego?

Esto es una curiosidad que a mí me gusta mucho contar.

Desde siempre me ha gustado el fuego, para mí ver y sentir el fuego es algo acogedor. Da igual que sea en una chimenea, una hoguera o una simple vela. Me gusta ver cómo vive, cómo se va ahogando poco a poco, el baile de las llamas, el crepitar de los troncos… Son una delicia.

Bueno, pues un día, hace ya mucho tiempo, quería escribir sobre los dioses. Quería escribir leyendas que fueran importantes en la antigüedad (por decirlo de alguna manera) y que tuvieran repercusión en la saga de Thalios. Pero no se me ocurría nada.

Encendí una vela aromática y me quedé embobada contemplando la llama. Al ver que seguía sin escribir nada, porque las musas no estaban por la labor, inspiré profundamente y expulsé el aire muy despacio hacia el fuego mientras pensaba y me relajaba. Entonces lo vi. Vi cómo el fuego se resistía a ese pequeño soplido.

Algo en mi cabeza hizo conexión, pues no solo escribí la leyenda del viento y el fuego: escribí todo lo que hoy llamo «Historias de la Antigüedad».

Recuerda: si las musas no van a ti, ve tú a buscarlas.


Espero que te haya gustado este primer artículo sobre Gala. No será el último, atento amigo, atenta amiga, a los próximos artículos sobre el mundo de Thalios. Si no quieres perderte ninguno, suscríbete a la newsletter «El Potro Mareado» o sígueme por Instagram, en ambos sitios aviso sobre la actividad en el blog.

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2 Comentarios

  1. Me he quedado embobado leyendo sobre la leyenda. Me encanta

    1. ¡Muchísimas gracias! Me alegro mucho de que te haya gustado. En septiembre volveré con algún artículo interesante sobre el mundo y con una gran noticia. ¡Gracias por pasarte!

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