Mis 5 errores como escritora y algunos consejos

Mis 5 errores como escritora

Hoy te traigo mis cinco errores como escritora, algo muy personal, pero que me atrevo a compartir contigo porque no quiero que los cometas. Si se da el caso de que estás cometiendo alguno, espero que este post te sirva para dejar de hacerlo.

1. Empezar escribiendo un trilogía/saga

Sí, esto es un error. Si eres una persona creativa sueles inspirarte casi en cualquier cosa: en tus lecturas, tus videojuegos, un cuadro, una fotografía, incluso una conversación a medias en un bar. El caso es que tienes una idea fija —y otras cincuenta en la cabeza, claro— y decides llevarla a cabo. Pero como ya piensas que eres una escritora de la leche, decides hacerla más y más grande introduciendo todas esas ideas porque sí, porque más es mejor, porque las trilogías molan, están de moda y yo voy a escribirla y a publicarla en tres años.


Atención spoiler: cagada.


Una persona, como en mi caso, que empieza sin un hábito de escritura tiene difícil… No, difícil no, tiene jodidísimo escribir y publicar una trilogía en tres años. Y mucho menos si no tiene una buena escaleta, las fichas de personaje claras, y no solo al principio de la historia sino también las futuras, para saber exactamente el desarrollo del personaje. ¿Qué pasa? Que llega el momento bajón: que si no valgo para esto, joder qué difícil, encima mi trabajo, la familia, los amigos… Terminas desanimada y cinco años después sigues puliendo el segundo tomo de la historia.

Así que, si estás empezando, primero ten hábito. ¿No sabes muy bien cómo hacerlo y necesitas un poquito de motivación? Te recomiendo el cuaderno de Gabriella Campbell: 100 días de escritura. Maravilloso. Con perseverancia y siguiendo los consejos del erizo lo consigues seguro.

2. Creer que no necesitaba formación

Otro error común es este. Como has leído tropecientos libros crees que sabes todo y que solo necesitas de tus manos y de tu cerebro para escribir historias. ¡Maldita soberbia! Así empecé yo, sin tener ni idea de cómo iba todo esto. Hasta que te das cuenta de que algo falla, de que quizá sí necesitas ayuda (ahora es cuando me ves a mí sola, en blanco y negro, con el sonido del grillo de fondo haciendo cricri, cricri).

He de decirte que ser escritor hoy en día (quiero vivir de escribir, vamos, ser escritor emprendedor) no es solo escribir. Necesitas saber llevar redes sociales, crear una comunidad, venderte… Y eso no lo aprendes leyendo libros de fantasía, ni de misterio, ni del género que más te gusta. Esto se aprende formándote (te dejo por aquí la web de MOLPE, allí seguro que encuentras algo interesante).

Nadie nace enseñado, no eres menos por no saber nada sobre marketing. Simplemente acepta que necesitas formación para aprender a vender tus libros. Si lo haces antes de publicar, mejor.

Mi consejo es que antes de publicar tu primer libro crees una comunidad, pequeña, pero tenla. Escribe y publica relatos cortos en Wattpad, en tu web, preséntate a concursos, pero dile a la gente que escribes. Mientras tanto, fórmate y prepárate para el lanzamiento de tu novela. Estarás más segura y preparada, créeme. O seguro y preparado, palabra de escritora.

3. No elaborar fichas de personaje

Esto es real. No, no me gusta crear fichas de personaje, lo detesto. Lo que a mí me gusta es ponerle nombre, decidir cómo es físicamente y escribir en una línea lo que quiere conseguir. Punto. Como por ejemplo: «Thalios quiere resucitar a los muertos». Que no es así, ¿vale? Thalios no quiere resucitar a nadie, él va a su bola, que ya tiene bastante con intentar sobrevivir. Luego, tras esta pequeña elaboración, quiero escribir, escribir y escribir, pero no puede ser porque no tienes las cosas claras con ese personaje.

No sabes la de veces que me he quedado estancada por no tener la ficha de personaje bien elaborada —lo mismo con la documentación, que ya te lo cuento otro día—, rollo… ¿Y ahora qué? ¿Cómo saldría de esta situación?

Por favor, elabora fichas de personaje.

4. No escribir de forma constante

Este error es el que yo califico como el peor. Yo, con todo mi egocentrismo, diciendo que solo escribo cuando viene la musa. Esa divinidad que llega de la nada con forma de mujer y se supone que te alienta y te sugiere unas ideas maravillosas. ¿Qué pasa? ¿Que te hace un masaje que lo flipas? ¿Que te canta como una sirena lo que tienes que escribir? ¿Y por qué no el muso? A mí ya lo que me faltaba, un buenorro para distraerme. ¡Si una mosca lo consigue! Bueno, la respuesta es: NO. Así, en mayúsculas. Esa idea de escritora es algo que no sé por qué se instauró en mi mente y solo escribía a veces.

Ahora de adulta escribo todos los días, esté la musa o no. Bueno, sí, sí que está, yo soy mi musa. Yo soy quién decide lo que escribo, cuándo y por qué. Es decir, escribo la historia que me apetece, lo hago todos los días —laborables, esto ya es un trabajo— y lo hago porque me hace feliz.

Así que si te gusta escribir hazlo a diario, crea el hábito de la escritura y, aunque al principio te parezca una mierda, continúa. Al final tendrás algo con lo que trabajar para mejorarlo. Y no lo olvides: tú eres tu propia musa.

5. No guardar ninguno de mis primeros escritos

¿Por dónde empiezo? Esto no es que sea lo peor, es que es lo siguiente. No conservo ningún escrito de cuando empecé. Que seguro que ahora al leerlos pensaría que son horribles, en el sentido de faltas de puntuación, personajes planos, algún fallo de trama, etc. Pero joder, ahora podría trabajar con ello, podría mejorarlos, reescribirlos. Pues no, no conservo ningún relato, ningún retelling. ¿Por qué? Pues porque no me gustaba nada de lo que escribía, lo veía como tonterías y me moría de vergüenza de pensar que esos escritos pudiera leerlos mi madre.

Hablando de madres. ¿Sabes qué pasa si tu madre lee esas cosas que te dan tanta vergüenza? NADA. O al menos no tendría que pasar nada. Quizá se ría, le haga gracia cómo ves el mundo, cómo sientes y vives las cosas, pero nunca lo hará por reírse de ti. Y ahora me dices: «Ya, pero es que a mí lo que me pone es escribir escenas eróticas». ¿Y qué? A tu madre no le va a asustar leer eso, ¡tu madre hace eso!

Venga, ahora enserio. No tienes que avergonzarte de lo que escribas. Yo decidí en una mala época que esos escritos eran un error y los tiré. Simple y llanamente. Y no eran nada del otro mundo: poemas, relatos cortos sobre el primer beso adolescente, cómo sería, cómo lo veía… Y mi consejo es, si tu madre lee tus cosas y pone el grito en el cielo, aguanta el chaparrón, dile que ok, pero sigue con tus escritos. Guárdalos y no dejes que nadie, sea quien sea, te ponga límites.


Y hasta aquí mis cinco errores como escritora, errores que cometí y de los que me arrepiento, de algunos más que otros. Cuéntame, ¿has cometido alguno de mis errores? ¿Algún otro que te haya ocurrido? ¡Te leo en comentarios!

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