La guerra en Gala

La guerra en Gala

La guerra en Gala, el mundo en el que se desarrolla la historia de Thalios, es uno de los puntos que he querido desarrollar en la saga. Lo bélico tiene una gran importancia y no solo porque Thalios esté destinado a ser el mejor guerrero.

En este artículo voy a desvelarte por qué Gala es un mundo tan hostil y cómo empezaron los primeros enfrentamientos. Para ello nos remontamos muchos años atrás, a cuando los humanos despertaron en el continente de Símmer.

Tras el despertar de la raza humana

Cuando los humanos despertaron, lo hicieron con temor. Morghael fue el encargado de infundir miedo en sus almas con sus palabras oscuras. Unos pocos las creyeron; otros no. Los primeros se alejaron para seguir al dios del fuego, a quienes desde entonces se les llamó «seguidores de Morghael» y posteriormente «bárbaros». Los segundos se refugiaron bajo las alas de los otros dioses creadores: Nazúriel, Abdel y Mínnel.

Fue entonces cuando Ox, el dios visionario, lanzó su primera profecía. Esta alarmó a Nerya, diosa de la sabiduría y la justicia, por lo que ordenó que se les diera un don a estas criaturas.

Los dones de los dioses

Abdel, el dios del viento, fue el primero en otorgar su don; Nazúriel, diosa de la naturaleza, fue la segunda; y Mínnel, diosa del agua, la tercera.

Nerya también ordenó que Arame, diosa de la guerra, dotara a estos humanos de fuerza y valentía para hacer frente a los seguidores de Morghael. Arame accedió con la condición de, además, otorgar su don a una persona en concreto, como habían hecho sus compañeros, para que hubiera un líder que los guiara a todos.

Cuando la diosa fue a posar la mano sobre su elegido, pensó que lo mejor era tocar a dos hombres. Para ella no tenía sentido dotar a uno solo de una gran fuerza y valentía, ya que no tendría rival y eso le llevaría a un estado de desánimo considerable.

Gracias a la intervención de Arame los humanos son la raza que más disfruta de la guerra en Gala.

Los hermanos: Salhánar y Súlinen

Los elegidos de Arame fueron llamados hermanos por la propia diosa. Mientras los otros humanos aprendían a manejar sus dones y preparaban lugares para vivir, los hermanos eran instruidos en batalla. Ambos portaban armas bendecidas por Arame y lo único que les divertía era combatir. Disfrutaban del acero, del olor y el sabor de la sangre, y reían cada vez que herían al otro y sentían dolor.

Pero no todo era pelear entre ellos: también debían adiestrar a sus iguales, tal y como Arame quiso. Sabían que los seguidores de Morghael les atacarían tarde o temprano para arrebatarles todo lo que poseían gracias a la ayuda de las divinidades.

Sin duda, los hermanos eran los más fuertes, los más decididos, los más valientes, pero no los únicos que se contentaban con aquellos primeros combates tan primitivos.

Las disputas por los territorios

Al cabo del tiempo, los dioses dejaron a los humanos en aquel continente dividido en cinco territorios: Símmer, Somre, Austroden, Ikarán e Ikamu. Aunque cada uno tenía su propio gobernante, los dioses decidieron nombrar Rey Supremo al elegido de Mínnel por lo que, en caso de tener que unirse para afrontar una guerra, él sería el líder y no los hermanos como propuso Arame.

Desde entonces no todos estaban contentos con sus reinos y con el papel que les había tocado ejercer, por eso comenzaron una serie de escaramuzas que más tarde fueron conocidas como «Las batallas de los cinco reinos».

Las batallas de los cinco reinos

Toda la raza humana combatió en estas batallas. Hombres y mujeres por igual se lanzaron a defender lo que era suyo. Al principio se enfrentaron todos los reinos, pero con el paso del tiempo tres de ellos llegaron a un acuerdo.

La diosa Arame, siempre dispuesta a luchar, solía tomar su forma humana para combatir junto a los hombres por diversión. La contienda finalizaba cuando una mujer alta, con el cabello negro recogido en una cola alta, ataviada con una túnica rasgada, portadora de una lanza y un escudo, era reconocida por los combatientes.

Esto no hacía más que dividir a la raza (ella se posicionaba a favor de los hermanos), por lo que finalmente se le prohibió volver a tomar partido en cualquier contienda.

Finalmente, Símmer perdió un reino: Ikamu.

La guerra en Gala siempre ha sido cruel y salvaje, y Thalios, como descubrirás en las primeras páginas del primer libro, lo lleva en la sangre.


¡Espero que te haya gustado el artículo! Toda esta historia formará parte de la antología que poco a poco estoy escribiendo y que tanto sentido le da a mi mundo. Te aseguro que sin todos esos resúmenes, apuntes sobre servilletas de bar y esquemas en papeles amarillentos, la historia de Thalios no tendría ningún sentido.

Antes de irme te dejo por aquí dos artículos muy interesantes:

¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Te recuerdo que todos estos artículos los envío a través de la newsletter «El potro mareado» para que no te pierdas ninguno. En las próximas semanas traeré más artículos de este tipo, así vas conociendo un poco más sobre el worldbuilding en el que he trabajado tantos años.

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